POR LLENNIS JIMÉNEZ
Los escasos recursos económicos con que cuentan, la falta de equipos para hacerle frente a las situaciones de emergencia, en las que emplean vehículos en franco deterioro y los bajos salarios de su personal, hace que la mayoría de los 118 cuerpos de bomberos del país sigan siendo instituciones cenicientas.
Pese a que los cuerpos de bomberos del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo se desempeñan con menos precariedad, confrontan problemas similares a los del resto del país, tienen poco personal y estos requieren de una mejor calidad de vida, así como de capacitación y formación académica.
A estas conclusiones llegaron ayer los intendentes de cinco cuerpos de bomberos: el general Oscar Guillermo García, jefe del Distrito Nacional; el general Carlos Tomás Ramos, jefe de San Pedro de Macorís, y los coroneles Alexis Moscat, Javier Bueno y Juan Núñez Burgos, jefes respectivamente, de los bomberos de Santiago, Santo Domingo Este y Santo Domingo Oeste.
Durante su participación en el almuerzo de los Medios de Comunicación del Grupo Corripio, los ejecutivos de cuerpos de bomberos enfocaron la forma en que operan muchos de estos organismos, por la falta de uniformes seguros para la protección física de sus miembros, además de que una gran parte funciona en infraestructuras viejas.
Indicaron que algunos bomberos se ven precisados atender las emergencias en camiones con seis y siete años de uso. Además, que algunas instituciones usan los camiones para el reparto de agua a residencias y empresas que pagan por el servicio, como forma de conseguir dinero para el combustible.
De acuerdo a estos intendentes de bomberos, en el país hay estaciones que no están preparadas para resolver las catástrofes que se puedan presentar en algún momento, unas veces porque no tienen los camiones y las ambulancias, otras veces porque el combustible no alcanza y en ocasiones, porque las llamadas las reciben demasiado tarde.
Los bomberos trabajan carentes de uniformes seguros, de calzados apropiados para el peligro a que se enfrentan y su preparación académica es deficientes, lo que lleva a muchos a vivir en desasosiego.
Los estándares internacionales establecen que por cada diez mil habitantes debe existir un bombero, pero en el país no es posible establecer el porcentaje, porque según el general García, quien preside la Unión Nacional de Bomberos (UNABOM), no tienen forma de conseguir un censo y los propios jefes de las entidades, se resisten a ofrecer los datos.
Expresó que no han podido determinar la cantidad de bomberos que tiene la República Dominicana, lo que si saben es que son más los voluntarios que el personal fijo, con salario, y que el dinero que se les entrega es escaso.
Los oficiales se refirieron a los míseros presupuestos que reciben de la Secretaría de Interior y Policía, institución que a una ciudad como Santiago apenas le destina RD$25,000 al mes. Mientras que a San Pedro de Macorís le otorga RD$27,000. Estas asignaciones contrastan con la que perciben los bomberos de Navarrete, RD$30,000 mensuales, a la que le llega más recurso que a Santiago, según Moscat.
El presupuesto de los bomberos de Santo Domingo Este es de RD$1.8 millón, dijo el intendente Bueno, sin embargo, admitió que el organismo se ha quedado estancado, respecto al crecimiento y desarrollo que ha experimentado la zona.
NO MANGUERAS, SINO EDUCACÍON
Los bomberos se cansaron de centrarse a hablar de mangueras. Ahora requieren mayor atención, de vehículos, de uniformes, de capacitación continua y sueldos dignos.
El general Ramos se centró en lo relativo al bajo salario que gana un bombero, a lo que agregó Moscat que hace dos años había bomberos que cobraban menos de RD$4,000.
Ramos dijo -aclarando que hablaría por todos los bomberos- que tienen un gran decreto, 316-06, que especifica el salario de los bomberos, estableciendo el pago mínimo en RD$8,000 para sus miembros. Luego, desarrolla un sueldo en escala, aumentando la mitad del miembro menor hasta llegar al nivel superior, de oficial investigador.
Deploró que el decreto se encuentre en el “limbo” en lo relativo a la aplicación de la parte económica
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